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sábado, 26 de febrero de 2022

Un poco sobre Psicología ambiental

 

De la psicología ambiental y la conducta ambientalmente responsable

  

Vanegas Rico Ma. Cristina

 

Que el ser humano se encuentra inmerso en el ambiente es una afirmación prácticamente incontrovertible en el campo de las ciencias. Que el ser humano es afectado por los múltiples estímulos que percibe, y que a su vez ejerce un efecto en el ambiente a través de su conducta, son hechos contundentes. A pesar de ello, la psicología, en la búsqueda del reconocimiento como ciencia, generó condiciones experimentales que aislaban al sujeto situándolo en escenarios artificiales que permitían un control experimental alto (o relativamente alto), donde se encontraron principios básicos que fueron vitales para comenzar a explicar la conducta del hombre, pero que adolecían por la carencia de una perspectiva más global con respecto a los escenarios reales.

De esta forma, cuando en la década de 1960, un grupo de arquitectos consultó a psicólogos acerca del efecto de los entornos construidos sobre el hombre, los segundos se vieron en dificultades para resolver la cuestión satisfactoriamente (Holahan, 2005; Ittelson, et al., 1974). Pero este suceso, más que penoso, se convertiría en un elemento incitador que coincidiría con otros factores del momento social, político, académico e institucional para que apareciera una nueva disciplina que se encargaría del estudio del hombre en el ambiente (Bechtel, 1997; Gifford, 1987).

Este nuevo campo incorporaba el interés y conocimientos de disciplinas como arquitectura, geografía, sociología, antropología, psicología y diseño, principalmente, que desde un punto de vista benigno, le brindarían las características que lo distinguen de los otros campos; pero que desde un punto desfavorable, generaría discrepancias en el momento del nombramiento. Así, el nuevo campo tuvo denominaciones como: psicología arquitectónica, estudio del diseño conducta-ambiente, investigación en diseño ambiental, relaciones hombre-ambiente, psicología ambiental, socioarquitectura, entre otros (Bechtel, 1997); y también fue erróneamente confundido con la naciente psicología ecológica de Barker y Wright (Holahan, 2005; Zimmermann, 1998).

De las denominaciones citadas, podría considerarse que hay dos nombres que han recibido la mayor aceptación y uso para referirse al campo de estudio: investigación en diseño ambiental (a partir de la organización EDRA [Environmental Design Research Association] que hasta la fecha constituye uno de los grupos más importantes dedicados a este campo) y psicología ambiental.

La psicología ambiental se va a definir como: el área de la psicología que pone en relación y analiza las transacciones e interrelaciones de la experiencia y acciones humanas con los aspectos pertinentes del entorno socio-físico (Canter & Craik, 1981; p. 2), agregando que abarca tanto el entorno natural como construido (Bell, et al., 2001). Y a partir de las condiciones de su génesis se va a caracterizar por: el estudio de la relación ambiente y conducta de forma molar, multidisciplinariedad e interdisciplinariedad, método de estudio ecléctico, naturaleza práctica, y amplio campo temático (Bell, et al, 2001; Jiménez, 1991).

Si bien puede describirse el desarrollo de la psicología ambiental en términos de fechas, personas y sucesos, hay otra perspectiva muy interesante que viene a partir de la revisión de las investigaciones y la visión de los autores en el momento histórico. Así, la primera integración reportada en el Annual Review of Psychology fue realizada por Craik en 1973, cuando el área se encontraba en sus albores, en ésta se nota la forma como estaba siendo abordada la materia de estudio, cuya libertad fomentaba la investigación y la interacción con otras áreas, aunque también mantenía recelosos a los investigadores de cambiar su posición en su propia disciplina (por ejemplo, dejar de ser considerado antropólogo para ser psicólogo ambiental), pero sobre todo, se aprecia la incertidumbre sobre el futuro del área, así como un cuestionamiento acerca de la capacidad del campo para dar estructura a los resultados producto de las investigaciones, más que la simple posibilidad de conjunción.

La duda sobre la continuidad del campo durará varios años más, pero el avance en la estructuración y teoría se va observando revisión tras revisión, de manera que para 1978[1] Stokols enfatiza el avance de la metodología y la conceptualización por encima del estado del arte, el cual crece de forma apabullante considerando la juventud del campo; pero esta misma celeridad en su desarrollo daría pie a críticas, dilemas y ponderaciones acerca de la postura de investigación: amplitud contra profundidad, donde ambos son igualmente criticables y defendidos (Rusell & Ward, 1982). Para 1986, Holahan considera que el campo de la psicología ambiental ha logrado una “autoidentidad coherente y legitimidad institucional y organizacional” (p. 402) con lo cual se elimina casi por completo la vacilación por la supervivencia del campo.

Con un esfuerzo loable, Saegert y Winkel en la revisión de 1990 buscaron mostrar el avance en el aspecto teórico, ofreciendo paradigmas de los que la psicología ambiental podía –y puede- servirse; la carrera por teorías de segundo nivel propias de la psicología ambiental se hallaba bastante adelantada. A partir de ese momento las revisiones posteriores se mostrarían más “relajadas”, posicionadas encima de un mullido respaldo de metodología, marco conceptual y estado del arte.

Sin embargo, el avance y logro descrito arriba no equivale –por desgracia- a una situación plena de la psicología ambiental de hoy; por una parte, aún los propios colegas no-ambientales desconocen qué estudia y hace un psicólogo ambiental, por no mencionar a los legos del estudio de la conducta del hombre; por otra parte, dentro del mismo campo siguen apareciendo posturas que tratan de modificarlo, sin que esto sea necesariamente progresivo, como se ha visto en lo descrito por Enric Pol, o como las propuestas de cambiar el título a ‘psicología verde’ y distinguirla de otras temáticas de la PA (Giuliani & Scopelliti, 2009).

Pero entonces ¿cuál es la temática de la psicología ambiental? ¿Qué abarca la psicología ambiental? Una respuesta generosamente ambiciosa indicaría que se extiende por todas las áreas de la psicología y más allá, en los campos del diseño, de la ubicación física del hombre, de la salud, del estudio de la cultura y las costumbres. Todo esto gracias a la multidisciplinariedad que le caracteriza. Y estudia, de acuerdo con su definición, los efectos del ambiente socio-físico sobre el hombre y los del hombre sobre su entorno.

Algunos de los temas son: percepción ambiental, evaluación ambiental, estrés ambiental, actitud ambiental, representación cognitiva, personalidad, conducta espacial, privacidad, territorialidad humana, espacio personal, densidad y hacinamiento, conducta en la vivienda, conducta en instituciones, conducta en el entorno construido y natural, conducta en ambientes extremos, conducta ante desastres, ambiente y cultura, efecto del diseño, estudio de escenarios conductuales y conducta de preservación, entre otros.

Podría decirse que las primeras décadas estuvieron dominadas por el estudio del efecto del ambiente sobre el hombre, donde temas como el espacio personal y la privacidad fueron investigados de todas las maneras posibles (Aiello, 1987), situación que fue cambiando, de forma que, para la última década del siglo XX y la presente década, el estudio del efecto del hombre (la otra dirección de la relación-transacción) aparece como principal tema de estudio.

En esa otra dirección, al conjunto de conductas que alteran la estructura y dinámica de los ecosistemas o la biosfera se le ha denominado conducta ambiental (Stern, 2000, en Steg & Vlek, 2009), y dentro de estas, aquellas conductas que son favorables para el ambiente se les va a llamar conductas proambientales.

 

Referencias

 Aiello, J. (1987). Human spatial behavior. En Stokols D. & Altaman, I. (ed). Handbook of Environmental Psychology, Vol. 5, (389-504). Wiley

Bechtel, R. (1997). Environment & Behavior. An Introduction. Sage.

Bell, P. A., Greene, T. C., Fisher, J. D. & Baum, A. (2001). Environmental Psychology (5ta ed). Harcourt College Publishers.

Canter, D. & Craik, K. (1981). Environmental Psychology. Journal of Environmental Psychology, 1, 1-11.

Craik, K. H. (1973). Environmental Psychology. Annual Review of Psychology, 24, 402-422.

Gifford, R. (1987). Environmental Psychology: Principles and Practice. Allyn and Bacon, Inc.

Giuliani, M. A. & Scopelliti, M. (2009). Empirical research in environmental psychology: past, present, and future. Journal of Environmental Psychology, 29, 375-386. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2008.11.008

Holahan, C. (1986). Environmental Psychology. Annual Review of Psychology, 37, 381-407.

Holahan, C. (2005). Psicología Ambiental. Un Enfoque General. México: Limusa.

Jiménez, B. F. (1991). Historia, Concepto y Teorías en Psicología Ambiental. En B. F. Jiménez, y J. I. Aragonés (Comp). Introducción a la Psicología Ambiental (pp. 21-32). Alianza.

Ittelson, W., Proshansky, H., Rivlin, L. & Winkel, G. (1974). An Introduction to Environmental Psychology. Holt, Rinchart and Winston, Inc.

Proshansky, H. M., Ittelson, W. H. & Rivlin, L. G. (1978). Psicología ambiental: el hombre y su entorno físico. Trillas.

Rusell, J. & Ward, L. (1982). Environmental Psychology. Annual Review of Psychology, 33, 651-688.

Steg, L. & Vlek, C. (2009). Encouraring pro-environmental behavior: An integrative review and research agenda. Journal of Environmental Psychology, 29, 309-317. https://doi.org/10.1016/j.jenvp.2008.10.004  

Stokols, D. (1978). Environmental Psychology. Annual Review of Psychology, 29, 253-295.

Zimmermann, M. (1998). Psicología Ambiental y Calidad de Vida. Ecoe.



[1] En este mismo año se publicaría en español el libro de Proshansky, Ittelson y Rivlin con el título de Psicología Ambiental, donde se reúne en un solo material una variedad de conceptos, métodos, corrientes teóricas y hallazgos de investigación empírica. Esta publicación es clave para la historia del campo, al cual los autores subsiguientes harían referencia hasta nuestros días.

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